#9 La fiebre floral que marchitó bolsillos
El Cotilleo de la Historia: los mejores chismes de la humanidad, contados con rigor y una sonrisa
En el siglo XVII, los Países Bajos eran la joya económica de Europa, con barcos mercantes en todos los mares, la primera bolsa de valores en Ámsterdam y una clase media próspera con ganas de invertir. En ese contexto, apareció una moda inesperada: los tulipanes.
La flor, llegada desde el Imperio Otomano, no era cualquier planta. Su rareza, sus colores poco comunes y su dificultad de cultivo la convirtieron en símbolo de lujo. Quien tenía un jardín con tulipanes raros no mostraba buen gusto… mostraba una cartera abultada.
La demanda creció tanto que algunos bulbos alcanzaron precios absurdos, como el equivalente a una casa en Ámsterdam o varios años de salario de un artesano. Para rizar el rizo, se inventaron contratos que permitían especular con tulipanes que ni siquiera habían florecido. La gente compraba y vendía promesas de flores como si fueran lingotes de oro.
El fenómeno alcanzó su punto máximo en el invierno de 1636-1637. En las tabernas y mercados se negociaban bulbos como si fueran bitcoins del Siglo de Oro. Pero la desconfianza ya flotaba en el ambiente. La primera grieta visible apareció en una subasta en Haarlem, donde los precios se estancaron y nadie quiso cerrar las compras. La noticia corrió como la pólvora, y esa duda inicial fue suficiente para que el pánico se contagiara y el castillo de naipes se viniera abajo.
De repente, un bulbo que valía el precio de un palacete pasó a ser… un bulbo. Hermoso, sí, pero incapaz de pagar una ronda de cerveza. La primera burbuja especulativa de la historia había explotado.
Moraleja: ninguna moda sube para siempre. Las flores se marchitan, y las deudas… se quedan.
Curiosidades:
🌷 El término “tulipomanía” nació entonces y desde entonces se usa como sinónimo de fiebre especulativa.
📉 El desplome no arruinó a todo el país, como a veces se cuenta, pero sí dejó muchas fortunas marchitas.
🧠 Hoy sirve más como metáfora, un recordatorio de que los mercados también florecen… y también se secan.
📩 Si conoces a alguien que siempre presume de “haber descubierto el próximo pelotazo”, mándale este email. Mejor que invierta en un ramo de flores, que al menos huele bien.
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